domingo, 4 de diciembre de 2011

EL GORGOJO DE LAS PALMERAS

Adulto de picudo rojo (Juan Ramón Fdez Cardenete)
Qué pena que un animal tan bonito tenga que ser catalogado como un intruso, y sea mal recibido por estas latitudes. Porque, consideraciones biogeográficas aparte, el picudo rojo (Rhynchophorus ferrugineus) es un escarabajo precioso, con un hocico largo y llamativo, y un tamaño considerable. Acostumbrados a los pequeños gorgojos de nuestros campos, los 19-45 mm que alcanza el adulto de esta especie lo convierten en un pequeño gigante dentro de su familia. Y su larva es, a veces, aún mayor.
Este animal de origen asiático se alimenta de madera de palmera, un árbol muy solicitado para adornar nuestras plazas y paseos, para lo cual se importa con frecuencia desde otros países. Y con las palmeras llegaron los gorgojos.
La provincia de Granada, en concreto Almuñécar, fue el primer lugar europeo donde se detectó la especie, en 1994. Desde entonces se le ha localizado en otras ciudades españolas, incluida Granada y su área metropolitana donde está provocando graves daños (porque en Granada, aunque no lo parezca, hay muchas palmeras). Respecto a otras partes de España, su presencia es especialmente dañina en Canarias, donde afecta a la palmera canaria (Phoenix canariensis), y en la comunidad valenciana, donde ataca a la palmera datilera (Phoenix dactylifera). El palmeral de Elche, declarado patrimonio cultural de la humanidad, está muy afectado.
Pero el picudo rojo está haciendo aquí lo que ha hecho siempre en su lugar de origen, aquello para lo que evolutivamente ha ido seleccionándose a lo largo del tiempo: sobrevivir a base de madera de palmera. En España hemos de combatirlo, pues los daños ambientales y económicos que provoca son considerables, pero no deja de ser chocante que es la actividad humana quien lo propaga y es también el hombre el que luego intenta eliminarlo.

Orugas de picudo rojo (Jose Mª Gonzalez)
Texto: José Mª González Cachinero